Anoche Pedro Capó se presentó ante un público que ya no sólo lo sigue, sino que lo espera con devoción: quienes corean cada frase sabiendo que no es solo un hit; quienes han crecido junto a él. Y lo hizo con La Carretera Tour, su gira más ambiciosa hasta la fecha, uniendo la cercanía del cantautor con la energía de los escenarios grandes.
Escena, montaje y ambiente
Desde entrada la sala se respiraba expectación. No era una noche cualquiera: más de un seguidor llevaba letras tatuadas al alma —“Calma”, “La Carretera”, “Existo”—, y se sentía una mezcla de nostalgia y frescura. Pedro apareció acompañado por banda completa, luces cálidas pero sobrias, una escenografía que no distrae sino que sostiene, cierta textura orgánica, quizás un guiño a sus raíces y al pulso vital que ha mantenido en sus canciones.
Setlist y momentos destacables
El repertorio fue un recorrido emocional por sus dos décadas de carrera, entre los temas icónicos que todos corearon —Calma, Tutu, Para ayudarte a reír— y las nuevas canciones de La Carretera, como Existo o Divina, interpretada en una versión acústica que dejó la sala en absoluto silencio.
Uno de los momentos más especiales de la noche llegó cuando Pedro invitó al escenario a varios de los antiguos miembros de Jarabe de Palo, en un homenaje espontáneo al recordado Pau Donés. “Porque la música es eso: vida compartida”, dijo antes de arrancar con una versión cargada de emoción de Grita, que el público acompañó con una ovación larga y sincera. Fue un instante de comunión real: tres generaciones unidas por una misma sensibilidad.

La magia de lo no esperado
Lo que marcó la diferencia esta noche fueron esos instantes en los que Pedro se permitió desconectar del guion. Un error menor en un cambio de guitarra, una pausa para contar alguna vivencia personal detrás de una canción, conectó más que muchos fuegos artificiales. Esa autenticidad, tan suya, recuerda que no solo importa lo que canta, sino de dónde lo canta y hacia quién lo dice.
También destacó el uso de espacios de silencio: esos segundos posteriores a la última nota, cuando solo queda el eco y la urgencia del aplauso, del aliento mutuo entre artista y público. Allí Pedro Capó no es solo un frontman; se convierte en catalizador de comunidad.
Reflexión final
El concierto de Pedro Capó en Razzmatazz fue mucho más que una presentación de disco. Fue una celebración de la música como espacio común: un viaje de ida y vuelta entre artista y público, entre lo íntimo y lo colectivo.
Con La Carretera, Capó reafirma su madurez artística y emocional, y demuestra que el equilibrio entre raíz, emoción y éxito no solo es posible, sino que puede brillar con luz propia.
Al salir de Razzmatazz quedó claro que La Carretera no es solo un álbum nuevo: es una continuación de un viaje que él mismo ha hecho con paciencia, sin renunciar a la sinceridad, proponiendo que cada canción valga tanto por su mensaje como por su sonido.
Agradecimientos
Gracias como siempre a Iglesias Entertainment y a Artist Publicist por contar con nosotros para la cobertura del concierto.




